Calabria, el Instituto Culinario Italiano, y los placeres de aprender mientras se come rico

En septiembre del 2021, decidí irme al sur de Italia, Calabria, a aprender sobre la cocina italiana en el Instituto Culinario Italiano. Me matriculé en un programa de dos semanas sobre la evolución de la cocina italiana. Debo confesar que estaba muy nerviosa pues era la primera que hacía un viaje por tanto tiempo sola, iba a ir a un lugar donde no conocía a nadie, pero a la misma vez estaba muy emocionada. El viaje comenzó de manera muy interesante, pues resulta que cuando llegué al aeropuerto de Lamezia, conocí a otra puertorriqueña que también venía al curso. ¡Y es que lxs puertorriqueñxs estamos en todos lados! 

De camino al instituto, recuerdo estar impaciente buscando el acantilado a lo lejos que tiene en su tope la escuela. Y es que el instituto está localizado en un lugar impresionantemente hermoso. Cuando llegue al que sería mi hospedaje, fue amor a primera vista, fue como llegar a casa, me sentí realmente en paz. Meses antes de este viaje había pasado por una experiencia que cambió mi vida y sacudió mi burbuja, y estar en ese lugar era lo que necesitaba. Las vistas del mar Jónico me cautivaron, y al llegar a mi habitación no podía creer que yo estaba allí.

Mi primer día de clase (en un salón con una vista impresionante, que además era el comedor), aprendí (y degusté) sobre aceite de oliva, vinagre balsámico, quesos y los diferentes tipos de harina que se usan en las pastas y la pastelería italiana. Durante 12 días, fue un verdadero banquete de conocimiento y comida. Aprendí sobre la comida tradicional italiana, platos como Lupara, Putanesca, Carbonara y la cocina más creativa. Aprendí a hacer risotto, y la técnica del “mantecare”, que hace que el risotto quede muy cremoso. Aprendí que la masa de pasta varía dependiendo la región, el norte o el sur de Italia. Me divertí muchísimo haciendo gnocchis. Hice pizza en un horno original de terracota, y ni se imaginan el trabajo que me costó recoger la pizza con la espátula para ponerla en el horno, fue todo un espectáculo. Visité el mercado, o “mercatino”,  la frescura de los productos me confirmaron que para cocinar bien y rico no hace falta muchos ingredientes, sólo tener productos de calidad y frescos. Degusté  las mejores y más frescas trufas que he probado (y probablemente probaré) en mi vida. Hice queso mozzarella y tuve una demostración de como hacer caciotta, tomino, ricotta y yogurt. Visité un concepto “farm to table” en Italia, que para ellos no es nada innovador, pues muchos restaurantes en Italia han llevado este concepto por años. 

Sicilia, fue uno de los lugares que pude visitar, y qué bella es Sicilia. ¿Sabías que el cannoli se origina en Sicilia? ¡Por supuesto probé cannolis en Sicilia! Visité Taormina, con su teatro Greco, y a lo lejos pude ver el Monte Etna. Luego de visitar Taormina, está en mi lista de los lugares más hermosos que he visitado. 

Uno de mis postres favoritos es el tiramisú, así que no podía irme del Instituto sin aprender como hacer uno. El Chef John compartió su receta y ya no quiero probar otro tiramisú que no sea ese. 

Tuve la oportunidad de darme un chapuzón en las aguas cristalinas del Mar Jónico y saborear un Prosecco junto a nuevos amigos, que dos semanas antes eran completos extraños, pero que nos conocimos haciendo algo que nos apasiona.

Después de mucho aprendizaje y probar platos tan exquisitos, había que demostrar lo aprendido, así que tuve una examinación. Tuve que preparar una pasta (desde “scratch'') con salsa simple, escalopines de pollo en vino Marsala, y uno de mis platos favoritos, Aglio e Olio. Es una pasta tan simple, con aceite de oliva aromatizado con ajo, ajo en lascas, queso Parmesano y peperoncino. El peperoncino calabrés, por supuesto, se origina en Calabria, por esto la cocina calabresa puede ser un poco picante. ¡Y yo me convertí en fanática de ella!

Estas dos semanas en el Instituto Culinario Italiano fueron de las mejores experiencias que he tenido en mi vida. Este lugar se convirtió en uno muy especial, mi tercera casa, a la que quiero regresar para seguir aprendiendo.

Y como dicen los italianos,

¡Arrivederci!

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